¿Su hijo necesita ayuda?

La niñez y la adolescencia son períodos de desarrollo, y todos los niños experimentarán desafíos a medida que crecen y hacen la transición a nuevas fases de la vida. A veces puede ser difícil para los padres y otros seres queridos determinar si las dificultades de un niño son el resultado de una “fase de crecimiento” o si se beneficiarían del apoyo de un profesional de la salud mental.

La siguiente lista contiene indicadores comunes de que su hijo puede necesitar apoyo adicional. Para obtener más información o para analizar la situación específica de su hijo, comuníquese con nosotros.

Dificultades Académicas

  • Tiene dificultades con la lectura, la ortografía, la escritura y/o las matemáticas.
  • Luchas con los compañeros y las relaciones sociales.
  • El potencial intelectual no se corresponde con el rendimiento académico
  • Una marcada diferencia o disminución en el rendimiento en la escuela
  • Dificultad para seguir instrucciones
  • Problemas con la memoria y la retención de información.
  • Dificultad para procesar u organizar la información.
  • Incapacidad para administrar la tarea o cumplir con los plazos
  • Problemas con la atención y mantenerse enfocado en clase.

Dificultades emocionales

  • Tristeza y desesperanza sin motivo aparente
  • Retiro de amigos, familia y otras relaciones y actividades importantes
  • Frecuentemente enojado o irritable
  • Llora con frecuencia o reacciona exageradamente a las experiencias típicas.
  • Sentimientos de inutilidad, culpa o ansiedad.
  • Incapaz de aceptar una pérdida
  • Temeroso o con miedos inexplicables
  • Preocupaciones excesivas por problemas físicos o apariencia
  • Asustado de que su mente esté controlada o fuera de control
  • Preocupación por ser lastimado, lastimar a otros o hacer algo “malo”
  • Sentir que la vida es demasiado difícil de manejar

Señales de comportamiento

  • Dificultad para controlar o contener los impulsos
  • Incapacidad para quedarse quieto o centrar la atención.
  • Perder interés en las cosas que antes disfrutaba
  • Pensamientos acelerados que son casi demasiado rápidos para seguir
  • Cambios inexplicables en los patrones de sueño o alimentación.
  • Pesadillas persistentes
  • Evitar amigos o familiares; frecuentemente querer estar solo
  • Pensamientos suicidas
  • Consumo de alcohol y otras drogas
  • Corte; autolesiones
  • Participar en peleas físicas
  • Comer cantidades excesivas de alimentos y luego purgarse; abusar de laxantes; o restringir la ingesta de alimentos
  • Dieta innecesaria y/o ejercicio obsesivo
  • Participar en actividades riesgosas que amenazan la vida
  • Lavar, limpiar o realizar ciertas rutinas varias veces al día